22 may 2016

INUNAKI


EL VERTEDERO DEL MAL


                Existe un lugar en el mundo donde la anarquía impera, como decía la canción “haz lo que quieras” será toda la ley, un sitio donde aparentemente no has de rendir cuentas con nadie, la policía no te va a ir a buscar, tampoco el recaudador de impuestos, todo es verde, demasiado diría yo, podrías alimentarte de plantas toda tu vida y así satisfacer tu desviación alimentaria, puedes realizar todo el vandalismo que quieras, hasta hartarte, incluso seguir con tu peculiar modo de entender la higiene. Puedes dar una patada a la primera casa que encuentres y hacerla tuya si te apetece. Ese sitio existe querido anarquista, es un lugar donde la tierra, que es sabia, acumula su basura y se deshace de ella, y todos estamos deseando que lo visites.




NINGUNA LEY


Nos encontramos en Kyushuu, una de las cuatro islas principales de Japón, Hace tiempo que hemos salido de Fukuoka y tomado la autopista IC en dirección a Miyawaka, al llegar al cruce Okuma-Puente de Magamichi giramos a la izquierda y luego nos desviamos a la derecha en cuanto veamos la antigua carretera 21. A partir de aquí es mejor dejar los coches y continuar andando, el camino no es nada seguro, bueno, el lugar no es nada seguro pero no queremos que nos pase nada tan pronto.

Lo primero que nos llama la atención es la suciedad, el lugar está ciertamente descuidado, el camino aunque con señales de haber sido transitado está invadido tanto por la vegetación que parece crecer a sus anchas como por restos de vehículos y despojos varios. Parece el escenario perfecto para cualquier película post-apocalíptica y eso que nos encontramos en uno de los países más pulcros de la tierra.

Proseguimos la marcha, nos adentramos en un bosque, atrás hemos dejado otro coche abandonado, es difícil orientarse y aunque hay carteles viejos, muchos de ellos ilegibles por grafitis, es fácil confundirse en las muchas bifurcaciones que nos vamos encontrando. Ah, se me olvidó comentároslo, guardad vuestros móviles, aquí no tienen cobertura. ¿Creéis que bromeo? Estamos en un valle rodeado de montañas y no han instalado repetidores, además el lugar es rico en minerales, hierro y carbón principalmente que interfieren en la señal. ¿Seguimos? Muy bien, adelante entonces.

Mirad a vuestra derecha, hay unas tumbas al lado del camino, esto no parece un cementerio pero ahí están. Algunas son muy antiguas, apenas se pueden leer, otras son novísimas, la piedra aún resplandece. Hay un cartel que dice “tumba del viajero”. Os aconsejo que presentéis vuestros respetos.

Tumbas de viajeros

Ya casi hemos llegado. El camino se interrumpe bruscamente por una valla plagada de carteles de advertencias, una de ellas destaca sobre las demás y dice así:

ATENCIÓN LAS LEYES DE JAPÓN NO SE APLICAN AQUÍ.

El famoso cartel de advertencia

Bienvenidos al paso de Inunaki, cruzad esa valla si os atrevéis, a partir de este punto solo los más valientes, insensatos y locos prosiguen, los cobardes y sensatos vuelven. Los estúpidos esperan a que caiga la noche, despedíos de ellos, es posible que la próxima vez que los veáis sea en las páginas de un periódico.


ORÍGENES


            Podemos traducir Inunaki  como “el llanto o el ladrido del perro”. La leyenda cuenta que un cazador volvía cansado a su casa cuando su perro empezó a ladrar frenéticamente, enfadado el dueño recriminó y golpeó al animal que no paraba de aullar. Al caer la noche un dragón negro atacó y devoró al cazador. Es una lección muy buena: atiende siempre a las señales de peligro, pueden salvarte la vida, sobre todo en este lugar.



            Las primeras menciones del pueblo se remontan a 1691, en el que el señor del clan Chikuzen  encarga la defensa del paso de Inunaki a miembros del misterioso clan Shinozaki, a los que muchos han relacionado con las prácticas de shugendo. El traslado de los mismos es forzoso y se les prohíbe abandonar el territorio. Los habitantes no tardan en adaptarse a su nuevo entorno, el terreno es muy accidentado y boscoso, lo que lo hace perfecto para la práctica de sus habilidades, la caza es abundante y cuentan con recursos naturales suficientes.

            El clan cumple a la perfección su cometido, ningún ejército cruzó el paso durante el tiempo en que duró su mandato. No hubo recompensa alguna y al desprecio que ya sufrían se le unió un oscuro temor, ya nadie quería cruzar por sus tierras y los que se atrevían a hacerlo eran advertidos para que no se detuviesen en la aldea y nunca abandonasen el camino principal.

            Años de aislamiento y consanguinidad confirió a los habitantes del valle un aspecto extraño, se decía que vestían con las pieles de los animales que ellos mismos cazaban, llenaban el bosque de trampas y por las noches se abandonaban a sus ancestrales rituales que sin la guía de los sacerdotes itinerantes habían degenerado en una suerte de ritos pre-budistas, mezcla del shintoismo más ancestral y ceremonias transmitidas oralmente desde tiempos inmemoriales, pues la familia era ya antigua cuando el emperador Jinroku les dio su nombre y los elevó a la categoría de clan.

            Debido a la escasez de registros no se tiene constancia de cuantas personas desaparecieron durante aquella época pero la sola mención del paso de inunaki ya inspiraba pavor entre la población. Nada se hizo para aliviar la situación, los habitantes del valle jamás abandonaban su territorio y los consejeros del señor de la vecina Fukuoka le recomendaban dejarlo estar, el miedo era un poderoso aliado y de esa manera podrían estar seguros de que nunca recibirían un ataque desde el norte.

            La restauración Meiji  trajo consigo el fin de los señoríos y la reestructuración del territorio. El clan fue abolido en 1867 y sus integrantes parecieron desvanecerse. Actualmente sólo se conocen cinco descendientes de los cuales solo uno porta el apellido.

            La aldea de Inunaki desapareció como tal en el año 1889.




LA MIGRACIÓN COREANA


                 Con la apertura de las fronteras del país y la “occidentalización” de la sociedad llegaron los primeros inmigrantes. Un gran número de coreanos arribaron a las costas japonesas de Kyushuu y Shikoku instalándose muchos de ellos en Fukuoka. Debido a la tradicional rivalidad entre japoneses y coreanos los nuevos vecinos fueron marginados y tratados como ciudadanos de segunda, algunos se mudaron a las afueras, un lugar tranquilo y prácticamente deshabitado donde apenas llamaban la atención, al estar situado entre dos importantes núcleos urbanos les era relativamente sencillo y rápido moverse entre ellos. No hace falta que os diga el nombre del lugar, supongo que ya lo habréis deducido.

Imagen real de la aldea a mediados del siglo XX

            Durante la segunda guerra mundial se obligó a estas gentes, muchos de los cuales habían nacido en Japón y eran ciudadanos de pleno derecho, a trabajar en la construcción de un túnel que atravesara las montañas y a pesar de que no eran considerados como prisioneros de guerra las condiciones de trabajo fueron muy duras y no fueron pocos los que fallecieron durante las obras.

            Tras la guerra el bautizado como “túnel de Inunaki” fue abierto al público. Numerosos vehículos, en especial camiones recorrían diariamente la nueva ruta.


LA ALDEA OLVIDADA


                 El túnel se convirtió en un punto negro, los accidentes se sucedían casi semanalmente, la iluminación del túnel era saboteada constantemente, los choques frontales entre turismos y camiones se contaban por decenas, de entre los más espectaculares se cuenta uno en el que un coche embistió a una camioneta y el copiloto fue decapitado.

            Los rumores regresaron y el gobierno se vio obligado a cegar el túnel, vallar toda la zona e iniciar la construcción de un nuevo paso. Como no podía ser de otro modo las obras no se libraron de la “maldición” de Inunaki. Una noche un grupo de cinco individuos intentaron robar el coche del jefe de obra y fueron descubiertos, se internaron en el bosque y no se les persiguió, días más tarde regresaron y raptaron a un trabajador, su cuerpo fue hallado calcinado poco tiempo después.



            Haciendo gala de su estupidez una miríada de adolescentes comenzó a visitar la zona indiscriminadamente fijándose como meta llegar hasta el túnel cruzando el bosque llegando los más “valientes” a atravesarlo en su totalidad y cruzar el paso.




            Las desapariciones se dispararon, la zona está llena de caminos viejos y el bosque es muy frondoso, es muy fácil perderse. La policía no daba abasto, llenaron la zona con carteles de advertencia y procuraron señalizar lo mejor posible las antiguas sendas.

            Hasta que un día apareció un cadáver o lo que quedaba de él. Era un chico joven, había ido acompañado de su amigo por la noche cuando en un momento dado se perdieron de vista. Cuando encontraron el cuerpo éste se encontraba horriblemente mutilado, le faltaban la cabeza y el brazo y la pierna izquierdas, los miembros fueron localizados no muy lejos a excepción del brazo.

            Otra desaparición sonada fue la de tres estudiantes y la de una niña pequeña que fue vista por última vez comprando en una tienda situada en las lindes del bosque. La más reciente es la de un matrimonio de Shimane que se internó en el bosque dentro de un coche blanco, jamás se supo de ellos aunque todo el que se acerque a la verja principal podrá ver a un lado del camino un vehículo con el interior quemado, es de color blanco y la matrícula es de Shimane.

Los propietarios desaparecieron sin dejar rastro

            La policía ya no puede hacer más y el gobierno parece haberse cansado de aventureros temerarios en busca de emociones fuertes. Se colocó un último cartel, ya os lo escribí antes pero lo repito a modo de advertencia final.

“Atención, las leyes de Japón no se aplican aquí”.

Si te internas en el bosque de Inunaki será bajo tu propia responsabilidad pero recuerda, no hay cobertura, no hay internet y si te pierdes nadie irá a buscarte, todo lo más son unas tumbas mudas que alguna familia quiso poner para que las almas de sus parientes descansaran en paz.


            Las autoridades han aprendido la lección, hay algo ahí dentro y no desea que lo molesten. 







Localización del paso de Inunaki, alejar el zoom para verlo bien.

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