5 jun 2017

TAIRA NO MASAKADO



 

EL HOMBRE


            Hoy quisiera hablaros de Taira no Masakado, un personaje que aunque célebre en Japón, su país natal, es un autentico desconocido para el resto.
            Un vistazo rápido en cualquier ´enciclopedia digital´ nos mostrará a un individuo ambicioso que producto de su época y linaje quiso abarcar más de lo que pudo y terminó liderando una rebelión contra su emperador. Eso dicen también muchos libros.

            Pero nada más lejos de la realidad.

            Masakado nació entre finales del siglo IX y principios del X en el seno de una familia de rancio abolengo descendientes del emperador Kanmu. Hijo de Taira no Yoshimasa fue a servir a la corte de Kioto a una edad muy temprana bajo el nombre de Souma Kojirou. Allí aprendió a desenvolverse muy bien, se formó en leyes, practicó las artes marciales, se instruyó en los clásicos chinos y asimiló los entresijos rastreros y bajunos de la corte, donde las traiciones y los engaños, los celos y las envidias eran la moneda común de cambio entre la nobleza Heian. De casi todas sus empresas salió airoso aunque el éxito tiene también sus consecuencias, y es que si hay algo que la mediocridad deteste por encima de todo es una persona dedicada y honesta. Así que decidieron enviarle lejos. Por aquel entonces el emperador era el centro del universo, todo orbitaba alrededor de él y cualquier destino alejado de la capital equivalía al más humillante destierro.

            Concedieron a su familia unas tierras al este de la actual ciudad de Tokio y nombraron a Yoshimasa gobernador, el joven Kojirou (que al llegar a la mayoría de edad pasó a llamarse Masakado)  partió con él. 

            Transcurrieron los años pacíficamente, Yoshimasa, muy al contrario que otros terratenientes de aquella época era benevolente y permisivo con sus súbditos y éstos le correspondían con lealtad y devoción.

Monumento a Taira no Masakado.


            Pero nada dura para siempre, el bueno del señor murió y el joven Masakado se dispuso a ocupar el lugar que le correspondía como dirigente de aquella provincia. Sin embargo sus tíos ansiaban hacerse con las posesiones de su difunto hermano, y es que las herencias no entienden de sangre ni de dignidad, pasaba entonces, ocurre ahora y sucederá siempre.

            Así, en el año 935 uno de sus tíos, acompañado por un buen puñado de guerreros del clan Minamoto, tendió una emboscada al joven Masakado. La lucha fue terrible, los Minamoto  eran muchos pero el ultraje de aquella acción dotó al hijo de Yoshimasa de una habilidad y fuerza sobrehumanas. La razón estaba de su parte y ese día los malvados no saldrían victoriosos.

Masakado es emboscado.

            Con hábiles maniobras les dio muerte a todos y presa de la más ardiente ira reunió a sus sirvientes, se dirigió a la hacienda del traidor y la arrasó hasta no dejar más que pilas de cuerpos sin vida quemándose en improvisadas piras humeantes. No tardaron mucho sus familiares en denunciar la muerte de sus compinches y Masakado fue llamado a rendir cuentas ante el gobierno de Kioto.

            Acudió sin temor, con el valor del que tiene la razón de su lado. Expuso vehementemente su caso, estuvo exquisito en forma y maneras. Supo justificar la muerte de los guerreros y de su pariente, alegó haberlo hecho en defensa propia e incluso les acusó de robo. No se lo puso fácil a los que de antemano buscaban eliminarle, Masakado conocía bien las leyes y la etiqueta e incluso apeló a la indulgencia del mismo emperador Sutoku, que por aquel entonces acababa de alcanzar la mayoría de edad. Su actitud fue irreprochable y libre de culpa se dispuso a regresar a su hogar.

            Pero quien sufre el mal de la codicia no olvida y para desgracia de nuestro protagonista a su llegada no le aguardaba una cálida comida ni el consuelo de su esposa. Su suegro ya contaba con que Masakado hubiera sido juzgado y ejecutado, y en su ausencia había usurpado su lugar como gobernador.

            De nuevo tuvo que luchar para recuperar lo que era suyo por derecho. Les ejecutó sin dudarlo, no sin antes averiguar que los verdaderos instigadores habían sido sus primos, en venganza sin duda por la muerte de su padre del que el mismo Masakado había dado buena cuenta.

            En esta ocasión envió una misiva a la capital informando de lo sucedido y anunciando una acción punitiva contra los conspiradores. Reunió una poderosa fuerza y atacó el territorio de su propia familia. Ofreció clemencia para aquellos que le jurasen lealtad y se unieran a su causa, no hubo pillaje y se ganó la confianza del pueblo. 

            Pero no quiso Masakado detenerse ahí, y antes de terminar el año 938 había conquistado todas las provincias vecinas, nueve en total: Hitachi, Shimotsuke, Kozuke, Musashi, Kazusa, Awa, Sagami, Izu y Shimosa. Quiso asegurarse de que todos le temieran y que nadie volviera jamás a traicionarle.

            Llegados a este punto el gobierno de la capital comenzó a sentirse amenazado por el creciente poder de Masakado y algunas malas lenguas sugirieron que quizá tuviera la intención de autoproclamarse nuevo emperador. Convencieron a Sutoku tenno  que ordenara el fin inmediato de su ofensiva y le mandara llamar a la corte para negociar una tregua. Masakado ignoró todas las misivas y rehusó acudir, con lo que se le consideró en rebeldía. Este suceso se conoció como la rebelión Tengyo.

            Un enorme ejército al mando de Fujiwara Hidesato  yTaira Sadamori (irónicamente el primero era amigo de la infancia de Masakado y el segundo su primo) partió de Kioto  con orden de detener la sublevación y acabar de una vez por todas con la vida de su líder.

            En la llanura de Kanto, en plena noche y superados en una proporción de diez a uno el ejército gubernamental atacó a las tropas renegadas. Moría así en desigual combate Taira no Masakado. Su cabeza fue llevada de vuelta para ser expuesta en el mercado oriental de la capital. Ese enfrentamiento se conoció como la batalla de Kojima. Era el 25 de marzo del año 940, su sublevación apenas duró cincuenta y nueve días. 

La cabeza de Masakado es expuesta

            El emperador no disfrutaría mucho tiempo de su victoria, la verdadera amenaza provenía de su propio hermano, Go-Shirakawa que no dudó en derrocarle cuando tuvo la ocasión. Sutoku  acabó sus días en una pequeña isla donde fué desterrado.


LA LEYENDA


            Esto es todo según los libros de historia pero no acaba aquí nuestro relato. Las gentes del lugar cuentan que tras su derrota el emperador ordenó la ejecución de la familia de Masakado pero no todos murieron. Dos de sus hijos, el joven Yoshikado y la pequeña Satsuki Hime sobrevivieron a la matanza. Sirvientes leales los escondieron en un pequeño templo que se levantaba a las faldas del monte Tsukuba y allí permanecieron durante muchos años ignorantes de quienes eran realmente y de las circunstancias que les habían llevado a aquel sitio.

            Satsuki pasaba sus días entregada a la lectura y a la vida contemplativa mientras Yoshikado  exploraba las montañas y jugaba a ser un gran guerrero. Fue en una de esas salidas cuando  encontró a un misterioso peregrino que decía llamarse Nikushisen, le reveló al chico de quién era hijo así como los detalles de la muerte de su padre. Le dijo que era su deber el vengarle y para ello le hizo entrega de unos pergaminos que contenían una magia antigua y poderosa.

            Yoshikado  regresó de inmediato al templo, le contó a su hermana su experiencia con aquel extraño y le mostró los legajos. A partir de ese día Satsuki  dedicó gran parte de su tiempo a estudiarlos. Al mismo tiempo que iba dominando aquellos hechizos maléficos crecía en su interior un tremendo rencor hacia los enemigos de su padre. Una vez que creyó estar preparada hizo prometer a su hermano que le ayudaría en su venganza.

Takiyasha hime

            Otros cuentan la historia de otra manera, afirman que los dos hermanos siempre conocieron la identidad de su progenitor y que dedicaron sus vidas a que los asesinos de su familia no quedaran impunes. 
            Yoshikado entrenaba duro las artes marciales pero se lamentaba por el hecho de ser una sola persona, de no poder dirigir un ejército como antaño lo hicieran los suyos.

            Satsuki  por otra parte se entregó al estudio de textos prohibidos y pronto descubrió un ritual ancestral llamado ´Ushi no toki mairi´  cuyos secretos os desvelaré si mantenéis la boca cerrada y no me hacéis preguntas al respecto...



EL RITUAL


            Durante veintiuna noches seguidas visitaréis un templo a la hora del buey (entre la una y las tres de la madrugada), vestiréis una túnica blanca atada con un cinto del mismo color. Llevaréis tres velas encendidas en la cabeza sujetas por una tiara. Una vez allí buscaréis el simboku (árbol sagrado), donde clavaréis un wara-ningyo (muñeco de paja con forma humana) que contenga una gota de sangre o un mechón de pelo de la persona a la que queráis enfocar vuestro odio. Usaréis siete clavos de hierro siendo el último el correspondiente a la cabeza. Repetiréis esta acción cada noche. Si lo hacéis correctamente esa persona quedará maldita, no transcurrirá mucho hasta que fallezca entre una terrible agonía.



            Otro objetivo es despertar el aramitama (el espíritu de la furia y la destrucción) que habita en cada lugar sagrado junto con el nigimitama (el espíritu amable y protector). En ese caso el espíritu otorgará al invocador lo que desee, siempre y cuando el objeto de tal petición nazca del odio y el rencor.



            Es de vital importancia ir solos y en silencio. NADIE debe saber lo que estáis haciendo mientras dure el ritual, si alguna vez alguien os sorprende esa persona debe morir. En caso contrario el aramitama os buscará y acabará con vosotros.

            El consejo es válido en ambos sentidos: Nunca visitéis un templo durante la hora del buey... por si acaso.


LA VENGANZA


            Volviendo a nuestra historia, Satsuki  realizó el Ushi toki mairi  con éxito en el templo de Kifune  logró invocar al espíritu aramitama y de éste aprendió onmyodo (técnicas esotéricas prohibidas de origen chino).  También le exigió que se cambiara el nombre, así Satsuki  dejó de existir y en su lugar nació Takiyasha hime.

Templo de Kifune, famoso por sus siniestras actividades nocturnas.


            Juntos, los dos hermanos se dirigieron al castillo de Soma, antigua residencia de su padre y reunieron a los pocos fieles a la causa de Masakado.
            Takiyasha pretendía utilizar sus nuevos poderes para invocar a un ejército de criaturas del inframundo, atacar la capital y destruir al emperador y a todos los nobles y cortesanos.

Takiyasha y su hermano buscan venganza.

            Oya no Taro Mitsukuni , un guerrero, hábil con la espada y conocedor de las técnicas de onmyodo  se dirigió hacia el castillo. Presentía la gran oscuridad que amenazaba con envolver a todo el país. Su presencia no pasó desapercibida, pues la hechicera había presagiado su llegada y como una polilla hacia la luz de una linterna se vio atraída hacia el intruso.

            Disfrazada de prostituta Takiyasha se aproximó a Mitsukuni  con el propósito de seducirle. Ambos eran igualmente astutos y  al instante se reconocieron mutuamente. En lugar de acabar con ella allí mismo el guerrero mantuvo la calma. Le contó que hace muchos años participó en la batalla de Kojima y vio caer en batalla a Taira no Masakado, presenció la decapitación de y cómo expusieron su cabeza para escarnio de todos. No escatimó en detalles haciendo hincapié en los más escabrosos.Takiyasha intentó infructuosamente superar tan doloroso trance pero nadie la había preparado para soportar tal humillación. Un profundo odio  invadió todo su ser. Los dos huyeron, ella por la puerta y a voz en grito, él por la ventana con la seguridad de que sus temores eran ciertos y que el ataque sería inminente. La próxima vez que se enfrentaran no sería sólo con palabras.

Takiyasha y Mitsukuni.

            Takiyasha supo canalizar todo aquel rencor y en muy poco tiempo ya marchaba a la cabeza de un ejército de ultratumba. Ella iba montada sobre un sapo enorme y guerreros,vivos y muertos la seguían.  Un titánico gashadokuro  (esqueleto gigante) cerraba la comitiva.

El bravo Mitsukuni se enfrenta las hordas infernales.

            Al frente de las filas de los defensores de la capital estaba el valeroso Mitsukuni. La batalla que se produjo a continuación fue corta, intensa y brutal.  Nada más ver a su rival Takiyasha  ordenó al titán que le matara pero el guerrero, sabedor de la imposibilidad de derrotar a semejante horror esquivó todos sus ataques y de un solo golpe derribó a la hechicera, separando la cabeza de su cuerpo, encontrando el mismo fin que su padre.

 

EL MITO


            Siendo muy joven Masakado  fue bendecido por un kami.  Bañándolo con una intensa luz le confirió invulnerabilidad, a excepción de una pequeña franja a la altura del cuello que al levantar el brazo para protegerse los ojos quedó a la sombra y al igual que Sigfrido y Aquiles se convirtió en el punto débil que le llevaría a la perdición.

            Tras ser decapitado su cabeza fue expuesta en el mercado de la capital y aunque permaneció allí muchos días no parecía mostrar señales de descomposición, por el contrario las cuencas de sus ojos se oscurecieron y la comisura de los labios se contrajeron dotando a su rostro de un aspecto aún más fiero del que solía tener en vida.

            Una noche la cabeza comenzó a brillar intensamente y salió volando en dirección a la llanura de Kanto . No se detuvo hasta llegar a la pequeña aldea de Ibaraki , muy cerca de donde había muerto. Los lugareños la sepultaron allí mismo y erigieron un pequeño santuario llamado Kanda Myojin aunque todos llamaban al lugar Kubizuka (tumba de la cabeza).

            Transcurrieron diez años, la revuelta de Takiyasha fracasó. No mucho tiempo después surgió de la tumba una extraña luz y la tierra tembló. Desde aquel día la visión de un samurái  de ropas embarradas aterrorizó a las gentes del lugar. Con el fin de aplacar la ira del fantasma los aldeanos comenzaron a rezar regularmente ante la tumba de la cabeza.

            A comienzos del siglo XII la poderosa secta budista Tendai  construyó un nuevo templo justo delante de la tumba, hecho que debió enfurecer al espíritu de Masakado, pues todos recuerdan aquella época como especialmente calamitosa para la región. Un siglo después un monje devoto del buda Amida, cuya visión de la religión era más flexible y respetuosa con las antiguas tradiciones, se hizo cargo de la vieja tumba y del santuario, desde entonces los desastres cesaron y la paz volvió a reinar en aquellas tierras.

            En 1616 la llanura de Kanto se había convertido en la bulliciosa ciudad de Edo. La larga sucesión de guerras civiles que asolaron el país tocaba a su fin. Un nuevo shogun se alzó con el poder. Entre sus mandatos destacaba uno que obligaba a todos los señores feudales a trasladar sus residencias a la nueva capital y permanecer allí al menos la mitad del año. El santuario de Kanda Myojin fue trasladado a otro lugar para hacer sitio a las nuevas mansiones. La tumba permaneció intacta aunque ahora formaba parte del patio trasero de una de las casas. Para acallar las protestas de los habitantes de la capital las autoridades religiosas accedieron elevar a Masakado a la categoría de Kami  y permitir su culto en el nuevo Kanda Myojin.

Kanda Myojin

            Con la restauración Meiji  el emperador volvió a dirigir el país, el shogunato Tokugawa cayó y con él las antiguas leyes. Japón entraba de lleno en la edad moderna. Edo  pasó a llamarse Tokio. El país tenía ahora un nuevo gobierno y  las mansiones de los antiguos señores fueron ocupadas por políticos y funcionarios de alto rango. El ministro de finanzas se mudó a una enorme casa justo delante de la tumba de la cabeza.

            En el año1874 el emperador  perpetró un acto de ´memoria histórica´ emitiendo un edicto mediante el cual declaraba a Masakado  ´enemigo de la casa imperial´ , revocaba su estatus como deidad y prohibía su culto. 

            El gran terremoto de Kanto  arrasó la ciudad de Tokio  en 1923 la tumba quedó destruida, las autoridades intentaron exhumar los restos pero tras una intensa búsqueda no encontraron nada. Seiji Hayami , el por aquel entonces ministro de finanzas aprovechó la ocasión para reconstruir y ampliar su mansión edificando sobre el terreno que antes ocupaba la tumba, su decisión tuvo consecuencias terribles.

El ministro Hayami osó profanar la tumba de Masakado.

            Las obras duraron dos años durante los  cuales trece miembros del gobierno perdieron la vida, incluido el propio Hayami que se vio aquejado de una repentina y fulminante enfermedad. Los accidentes fueron alarmantemente altos entre los obreros llegando incluso a simular dolencias para evitar el lugar. La situación llegó a tal punto que el nuevo ministro ordenó paralizar la construcción y limitarse a utilizar los terrenos previos al terremoto respetando la zona ocupada originalmente por la tumba. Así mismo se encargó de organizar un ritual anual de purificación.

            Pero la paz no iba a durar mucho, apenas quince años después, en el mes de marzo de 1940 un rayo alcanzó de lleno la mansión y provocó un incendio que la redujo a cenizas. El ministro cambió su domicilio a una población cercana, se marchó para no volver jamás. Se cumplían exactamente mil años de la muerte de Taira no Masakado.

Caja donde se llevó la cabeza de Masakado a Kioto, fue destruida durante un bombardeo.

            Una vez acabada la guerra las fuerzas de ocupación estadounidenses planificaron construir un aparcamiento en ese mismo lugar, de nuevo comenzaron a producirse accidentes inexplicables. En uno de ellos un obrero murió al volcar la excavadora que estaba conduciendo cuando pasaba justo al lado de la ubicación original de la tumba. Según los testigos fue como si el vehículo hubiera sido empujado por una fuerza invisible. Los trabajadores se negaron a volver a sus puestos a pesar de las advertencias y amenazas de sus patronos. Una vez más las obras quedaron inconclusas.

            Ya en 1961, de las primeras decisiones que se tomaron una vez que Japón se vio libre de las fuerzas de ocupación fue demoler el aparcamiento y reanudar los rituales anuales de purificación, lo que no evitó que los trabajadores encargados de reedificar la zona cayesen enfermos constantemente y que una figura misteriosa empezara a aparecer en las fotografías que se tomaban en las inmediaciones.

            Los comerciantes del lugar empezaron a hacer ofrendas todos los días uno y quince de cada mes y rezar para que el espíritu les protegiera. Actualmente esa zona es conocida como el distrito de Otenmachi, el corazón financiero de Tokio, el coste del metro cuadrado es el más alto de todo el país y los negocios que allí se instalan tienen el éxito asegurado.

            A mediados de los ochenta la cadena de televisión NHK emitió una serie basada en la vida de Masakado, la repercusión fue tal que a petición popular el mismo emperador restituyó su divinidad, reconstruyó una nueva tumba y permitió oficialmente su culto en el Kanda Myojin.

Masakado en su aspecto divino.

            Con menos fortuna otros intentaron aprovecharse de la súbita popularidad del personaje, así en 1987 se rodó  ´Teito Monogatari´, una película de corte fantástico que no se tomaba demasiado en serio la figura del viejo señor. En cuanto comenzaron los accidentes el equipo de producción y actores al completo no dudaron en acudir a la tumba de la cabeza a presentar sus respetos.

            Además de protector de Tokio  se le considera uno de los Nihon San Dai Onryo  (Tres grandes espíritus vengativos de Japón), junto con el emperador Sutoku  y el filósofo poeta Sugawara no Michizane (víctima de una cruel intriga palaciega). De hecho el nacimiento de Masakado  y la muerte de Michizane coinciden en el tiempo por lo que algunos afirman que podría ser una reencarnación de éste.

            Son muchos los que dicen haberse topado con  una cabeza fantasmal volando por los alrededores de Kubizuka, su visión suele ser portadora de desgracias aunque por otra parte protege celosamente a aquellos que le muestran el debido respeto y los vecinos del lugar le veneran, no hay más que fijarse en el mensaje oculto a la vista de todos en su propia tumba, unos peculiares centinelas la guardan: cuatro enormes ranas (kaeru) esculpidas en piedra, como aquella sobre la que montaba su hija Takiyasha. Y es en japonés kaeru también sigifica ´retorno´.

Kubizuka, la tumba de la cabeza.