AÑORO MI HOGAR
No me gustaría cuidar de este niño hasta el festival Bon.
Empieza a nevar y está
llorando.
¿Cómo podré estar
contenta cuando empiece la fiesta?
No tengo ropas bonitas
ni lazo que ponerme.
El niño sigue llorando
y es malo conmigo
Cada día estoy más
delgada.
Deseo irme de aquí y
volver
Allá donde viven mis
padres
Allá donde viven mis
padres.
LA NANA DE TAKEDA
La
nana de Takeda es una conmovedora canción tradicional japonesa que nos cuenta
la historia de una niña pequeña que es obligada a servir en la casa de unos
señores en una provincia vecina. La chica extraña su hogar y su familia, donde
a pesar de su pobreza era feliz. Para consolarse solía cantar esta canción la
cual se hizo tremendamente popular, especialmente en el distrito de Kansai.
Originalmente
esta composición no tenía nombre, la pequeña autora sólo tenía el eco de las
montañas y el cantar de los pájaros para acompañarla en su cantar. Se interpreta con una voz acompañante
a modo de eco y un instrumento de cuerda imitando el canto de las aves.
La
niña pertenecía a la casta de los burakumin
o eta, en la que estaban
integrados todos aquellos con profesiones “impuras” que eran todas aquellas
relacionadas con la sangre y la muerte, así los carniceros, verdugos,
enterradores, curtidores, etc . eran apartados de la sociedad llegándoseles a
considerar hinin (no-personas). No
sólo quien realizase dichas labores, si no toda su familia y descendientes
cargaban con tal estigma y por tanto estaban destinados a la pobreza y el mayor
de los ostracismos.
LOS INTOCABLES
En Japón las castas se dividían en buke
(la alta nobleza y la familia imperial), kuge (la baja nobleza y los guerreros), heimin (literalmente medio-personas), siendo los más
respetados los médicos que podían en muchos casos portar espada corta,
granjeros que producen, luego los artesanos que transforman lo que otros
producen (especialmente carpinteros) y por último los comerciantes que se
lucran con lo que otros producen y transforman. Fuera de este orden social
quedaba la casta eta, que se ocupaban
de todo aquellos trabajos sucios y denigrantes, no eran considerados “personas”
y sus vidas carecían de valor excepto las tareas que pudiesen realizar no
considerándose crimen el acabar con alguno de ellos. Su mera presencia podía
considerarse por algunas clases elevadas como un insulto y por regla general se
actuaba de inmediato. Los criminales y los extranjeros también estaban englobados
en esta categoría.
Hoy día, en pleno siglo
XXI perviven dos de las castas, la más alta (limitándose a la familia imperial)
y todos los burakumin. Aunque la
situación se fué relajando este grupo social sigue siendo objeto de desprecio y se les
suele evitar, aunque les permiten ir a la escuela e incluso a la universidad
raras veces consiguen trabajo fuera de sus tareas habituales y el matrimonio
con alguno de ellos está socialmente muy mal visto.
No obstante algunos
integrantes de esta comunidad han sabido superar todas estas adversidades y
gracias a su fuerza de voluntad y espíritu emprendedor han alcanzado un gran
éxito, como ejemplo tenemos a Tadashi Yanai, propietario de la empresa textil
UNIQLO. Es uno de los hombres más ricos de Japón y el trigésimo quinto del
mundo.
LA CANCIÓN PROHIBIDA
En
1971 el grupo Aka tori (pájaros rojos) grabó un sencillo con un único
tema “Canción de cuna de Takeda” el cual se consiguió ventas millonarias.
Rápidamente
el Movimiento de liberación Buraku , organización
socio-política encargada de reivindicar derechos sociales para los burakumin, la adoptó como himno, lo que hizo
que el gobierno japonés ordenara su censura, obligando así a los medios de
comunicación a cancelar su emisión.
La
canción estuvo prohibida hasta el año 1990.
(para poder disfrutar del vídeo antes pulsa en la esquina inferior izquierda para pausar la música de la página, disculpad las molestias)
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