17 feb 2016

YAOYA OSHICHI

LA HIJA DEL VERDULERO



A finales del siglo XVII, vivía en Edo (la actual Tokio) la joven Oshichi, hija de un verdulero y de 16 años de edad. Un desafortunado día un incendio arrasó su casa, por lo que se vio obligada a refugiarse en el templo local hasta que su nuevo hogar fuese reconstruido. Durante su estancia se enamoró profundamente del monje Saemon.


          Desde entonces Oshichi buscaba cualquier excusa para visitar el templo y así ver a su amado. Su obsesión llegó a tal grado que provocó otro incendio en su nueva casa para poder hospedarse de nuevo junto a Saemon.

Saemon y Oshichi.


El magistrado local comenzó a sospechar y tras detener e interrogar a la joven ésta confesó. Durante el juicio se le dijo:"

”Oshichi, tienes quince años, ¿verdad?”

" La chica corrigió al juez declarando su verdadera edad, dieciseis años.



-”He dicho que tienes quince años, ¿verdad?”- insistió el magistrado.

Ella volvió a negarlo, por lo que la condenaron a la pena capital. La edad penal durante esa época era de 16 años.

Lugar de la ejecución de Oshichi.


Esta historia ha sido representada en numerosas ocasiones tanto en teatro como en el cine y dependiendo del autor se muestra a una mujer que antepone el amor a su propia vida o a alguien que prefiere morir a mentir.

Dramatización para la televisión.
Lo que sí es cierto es que en la tradición japonesa todas las historias de amor suelen tener un final trágico. Hay varios motivos que apuntan a esto, uno es el religioso, ya que según la tradición budista el origen de todos los males nace de las pasiones humanas y el amor es una de las más poderosas. Por otra parte, en una sociedad claramente gregaria el deber filial y el bien del grupo están siempre por encima de los deseos personales, siendo el enamoramiento  la máxima expresión del egoísmo. Por último en una sociedad de castas los matrimonios solían ser concertados (omiai) y todos los estratos de la sociedad debían someterse a él, en especial las clases altas (buke y kuge) en las que el deber (hon) hacia un señor feudal prevalecía sobre cualquier otro.
 Tumba de Oshichi en el templo de Enjo.


 Los matrimonios por amor (renai) solían ser muy escasos y extraños y por lo general poco recomendables.

Osichi fue crucificada y quemada viva. Sus restos descansan en el templo Enjo-ji, en Tokio.


"”Un beso es como el agua salada, bebes y aumenta tu sed”"


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