EL DESCUARTIZADOR DE TOKIO
Y ahí estaba yo,
revisando los periódicos digitales como cada mañana, informándome de las
fechorías perpetradas por el bandolero de turno, con independencia del partido
en que militase o del país (real o ficticio) al que dijese pertenecer. Tan asqueado me encontraba que decidí relajarme un poco yéndome directamente a la
página de sucesos, además siendo como era, la víspera de todos los santos ¿Qué
mejor que un buen asesinato múltiple acompañado de un café bien calentito? Y
miren ustedes por donde me encontré con uno, y además de Tokio, parece que hoy
estoy de suerte.
La noticia tenía fecha
del treinta y uno de octubre de dos mil diecisiete (podría haber escrito las
cifras directamente pero se ve que el café me ha revitalizado y tenía ganas de
teclear) y el titular era el siguiente :
´LA POLICÍA JAPONESA DETIENE A UN HOMBRE TRAS HALLAR NUEVE CUERPOS
DESCUARTIZADOS EN SU PISO´.
!Nueve nada menos! Menudo
cabrón crack (arderás en el
infierno, bastardo). Parece ser que mientras los agentes de policía
investigaban la desaparición de una chica dieron con un sospechoso, un tipo de
27 años y cuando procedieron a inspeccionar su domicilio, !Oh, sorpresa! Había
trozos de cuerpos repartidos por todas las estancias incluidas un par de
cabezas metidas en el congelador.
El tipo captaba a sus
víctimas a través de internet, localizaba a personas que buscaban un compañero
para suicidarse, desgraciadamente es un hecho que se empieza a dar con cada vez
mayor frecuencia, personas que no reúnen el coraje suficiente para quitarse la vida por sí mismas o
simplemente no quieren morir solas. Las atraía hasta su guarida y una vez allí
las asesinaba y descuartizaba. Ya se le conoce como ´el descuartizador de Tokio´, menudo pieza...
Soy consciente de que
muchos de vosotros no tenéis la suerte, el placer o el buen gusto de leer al
Tenorio y os veis resignados a celebrar esa cosa llamada Halloween , también sé que en fechas como esta soléis contar
historias a la luz de vuestros teléfonos móviles así que este año haré una
excepción y me disfrazaré de buena persona. Dejadme sitio, hacedme un hueco y
os contaré una historia, algo que leí hace tiempo, y dicen que es real, pero
antes tu, la chica guapa, pásame un poco de tu cerveza, los demás escuchad,
escuchad...
DESDE EL OTRO LADO
Ocurrió en febrero del año 1989, en Hamamatsu, en la prefectura de Shizuoka, Cuando la familia Sagara decidió mudarse. Era una casa de
dos plantas, la zona era buena y el precio una verdadera ganga. Como
contrapartida el inmueble había permanecido unos diez años sin habitar y
necesitaba algunas reformas antes de poder vivir en el.
Así pues el señor Sagara contrató a Shoichi Watanabe y Kazuo
Muruyama para que le diesen una
buena mano de pintura a todo el interior de la casa. Debían trabajar solamente en la planta baja y
en la cocina, ya que aún no se había puesto de acuerdo con su mujer sobre el
color que iban a utilizar en la planta alta.
La casa estaba
totalmente vacía, cosa muy común en Japón. Ya la habían limpiado previamente
así que únicamente tenían que limitarse a pintar sin preocuparse de manchar
nada. El señor Sagara se marchó a
trabajar dejando a los dos hombres con su tarea.
Una hora más tarde un
teléfono comenzó a sonar (tened en cuenta que en 1989 los teléfonos móviles
eran aún una rareza e incluso se bromeaba con aquellos que exhibían unos de
esos ladrillos). Al principio decidieron ignorarlo pero el timbre no paraba de
sonar y pensaron que tal vez se tratase del señor Sagara que quería darles alguna instrucción de última hora por lo
que Kazuo se decidió a contestar.
Como ya os indiqué
antes la casa estaba totalmente vacía y el sonido parecía provenir de las
dependencias superiores, el hombre subió. Toda la planta estaba desprovista de
mobiliario, con excepción del dormitorio principal, era de allí de donde
provenía sonido. Dentro solo había una pequeña desgastada y polvorienta mesita
y sobre ella un antiguo teléfono de rueda.
Kazuo descolgó el auricular
y pudo oír desde el otro lado de la línea la voz de una mujer que sollozaba y
totalmente aterrorizada le rogaba:
-Por favor, ayúdeme
- ¿Oiga? ¿Quién es?- contestó Kazuo
un tanto confuso.
-Oh, no, oh, noo, ya basta por favor, !ya basta!
La mujer profirió un terrible chillido, se oyeron varios golpes. Notó cómo tosía con fuerza, como si
alguien le estuviera dando patadas en el estómago. La escuchó respirar con
dificultad y desesperadamente volvió a gritar. Kazuo no sabía qué hacer.
-¿Oiga? ¿oiga, señorita?- preguntó. Entonces oyó un alarido de dolor
aún más desesperado que los otros.
-!!!!NOOOOOOO POR FAVOR NOOOOOOO!!!!
Reconoció el sonido de una sierra
mecánica al arrancar, los gritos resonaban en el auricular del teléfono y de
repente cesaron. Quedó tan solo el ruido de la sierra cortando algo. La imagen
de aquella pobre mujer siendo mutilada le heló la sangre a Kazuo, de repente alguien, desde el otro lado, colgó.
Shoichi vio bajar a su compañero y notó que éste estaba pálido y
muy alterado así que le preguntó qué había pasado.
Kazuo le habló de la extraña llamada, su compañero al verle tan
nervioso le dijo que seguramente sería alguien que no tenía nada mejor que
hacer le había gastado una broma. Se fumó un cigarro se calmó un poco, luego
reanudó su trabajo tratando de no pensar en lo que había pasado.
Una hora más tarde el
teléfono volvió a sonar. Kazuo miró intranquilo a Shoichi , éste le dijo que ya se encargaba el de contestar y que
siguiera pintando.
Shoichi subió las escaleras y entró en la habitación. Al descolgar
el teléfono escuchó a una mujer gritando:
-´!Ayúdeme, me va a matar como a Junko!´- El ruego le pareció a Shoichi tan real que descartó inmediatamente la
posibilidad de que fuera ninguna broma.
-´¿Qué diablos está pasando ahí?´- preguntó nerviosamente Shoichi.
La mujer no respondió, se limitaba
a lamentarse amargamente. Kazuo oyó los
gritos de su compañero y subió las escaleras rápidamente, se dirigió a la
habitación pero no se atrevió a entrar. Shoichi
sentía el dolor y la desesperación que había en aquellos sollozos. A viva
voz volvió a preguntar:
-´¿Qué está pasando ahí?´- La mujer comenzó a balbucear.
- ´Me está empapando
con gasolina´- dijo antes de romper a llorar.
Shoichi permaneció en absoluto
silencio. Poco después oyó los sonidos del infierno. Se le partió el corazón al
escuchar aquellos desgarradores gritos de agonía:
-´!!!NOOOOOOO, POR FAVOR NOOOOO,
NO ME QUEMES, TENGO UN HIJO POR DIOS, NO LO HAGAS, POR FAVOR NOOOOOOO!!!´
Entonces la mujer gritó en medio de
un dolor desenfrenado e indescriptible. Entre los alaridos Shoichi percibió las risas de dos personas, un hombre y una mujer.
Shoichi , con lágrimas en los ojos permaneció en silencio hasta que
los gritos pararon.
Entonces alguien, un
hombre con voz profunda agarró el teléfono y le advirtió:
-´Salid inmediatamente de mi casa u os haré lo mismo a vosotros´.- luego colgó.
Shoichi dejó el auricular muy lentamente, Kazuo le preguntó qué había pasado.
-´Mira, acabo de oír cómo quemaban a una mujer´.
-´Tenemos que llamar a la policía´- dijo Kazuo. Sin embargo ninguno se sentía
capaz de mover un dedo.
De pronto el teléfono
volvió a sonar. Ambos lo miraron sin saber muy bien qué hacer.
Shoichi reunió el valor para
descolgar. Al instante escuchó las voces de otra mujer, una voz muy diferente,
rogando por su vida, pero entonces ya no pudo más y colgó dando un golpe.
Entonces le dijo a Kazuo:
-´Están matando a otra mujer, el
tipo que está detrás de todo esto me dijo que ésta era su casa y quería que nos
marcháramos... Kazuo no se qué está pasando pero es algo muy malo... vámonos de
aquí´.
En aquel momento el señor Sagara
entró en la casa, al ver que los hombres no estaban en la planta baja subió las
escaleras.
-´Chicos, ¿Qué hacéis aquí?¿Por qué no estáis pintando abajo?- Shoichi le respondió.
-´Señor hemos estado recibiendo unas extrañas llamadas, cada vez que el
teléfono sonaba...´- El señor Sagara le interrumpió.
-´Un momento, un momento a ver si lo entiendo... ¿De qué va todo esto?
¿Llamadas?, ¿teléfono? ¿Qué teléfono?.
Cuando el hombre quiso mostrárselo
tanto la mesita como el aparato habían desaparecido. La habitación estaba
completamente vacía.
Esta historia no se
hizo pública hasta 1990, cuando Naoto
Sagara quiso hacer una habitación de juegos para su hijo. En el momento que los
obreros comenzaron a instalar un baño encontraron varios cuerpos enterrados. Uno de ellos había sido quemado, otro desmembrado, cada uno murió de una forma diferente. La policía habló
con el señor Sagara y este recordó la
historia de Kazuo y Shoichi que también fueron interrogados.
Se cree que el
anterior propietario, Genzo Miyasaki, asesinó
a aquellas mujeres y las enterró allí mismo.
Miyasaki había muerto hace varios años tras recibir un disparo por la espalda. La
policía sospechó que la autora fue su propia esposa, Kazuyo Miyazaki, que
desapareció en abril de 1979 después de acabar presuntamente con su marido,
nadie la ha vuelto a ver desde entonces.
La familia Sagara volvió a mudarse en 1993. Kazuo y Shoichi siguen creyendo que
la casa está maldita. Las llamadas no se han vuelto a repetir, quizá lo
hicieran las víctimas para dar a conocer la crueldad de sus asesinos y el sufrimiento y la agonía que padecieron
al morir.
Tened cuidado si
alguna vez os mudáis y de repente suena el teléfono donde no debería, es
posible que sea alguien desde el otro lado.
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