JUSTO DETRÁS DE TI
Imagina
que estás totalmente a oscuras, un coro infantil da vueltas a tu alrededor,
puedes oír sus voces por todas partes, están cantando una canción. Al principio
no entiendes bien lo que quieren decirte, las tinieblas empiezan a dar sentido
a las palabras, ahora la entiendes, habla de algo que sólo tú sabes, la
comprensión llega con un escalofrío en la nuca. Las vocecitas recitan al
unísono, un sonido sobrenatural parece brotar de sus pequeñas gargantas te están enviando un mensaje y al final te hacen una pregunta:
¿Quién
está detrás de ti?
LA CANCIÓN
“Kagome kagome” es un juego tradicional en el que un
grupo de niños forman un corro mientras uno de ellos permanece en el centro con
los ojos vendados o tapados, todos comienzan a dar vueltas y a cantar una
canción, al final de la misma el chico cegado deberá adivinar quién se
encuentra justo a sus espaldas, no podrá salir del círculo hasta que acierte.
La persona a sus espaldas ocupará su lugar y el juego volverá a comenzar. Hasta
ahí parece un inofensivo entretenimiento para tiernos infantes en edad escolar
pero la letra de la canción alberga un inquietante misterio: nadie sabe lo que
dice exactamente.
Su
origen se remonta a la era Heian en la que los hijos de los nobles más
relevantes eran enviados como rehenes a la corte imperial, allí separados de
sus familias congeniaban entre ellos y se imaginaban volviendo a sus hogares,
así el juego simbolizaría su encierro y el premio la posibilidad de poder
escapar de él. Al provenir de una época antigua donde la lengua japonesa era
más rica en ideogramas y estar próxima al chino, lengua culta en aquél entonces,
y ser elaborado por chiquillos hace que su forma escrita original no esté del
todo clara. La canción se ha transmitido casi siempre de forma oral de modo que
los kanji (ideogramas japoneses) que se usan en la
actualidad para escribir la letra se han adaptado al sonido de la misma por lo
que una traducción exacta es imposible.
Los
niños que entonan “kagome kagome” lo hacen de
forma continua, sin respetar signos de puntuación ni formar frases concretas,
en la lengua japonesa el orden de los kanji y cómo vayan estos agrupados pueden
hacer variar el sentido de una oración y esto sucede claramente con esta
canción.
Aquellos
que experimentan el juego creen encontrar sentidos ocultos dentro de la letra,
mensajes casi siempre descorazonadores. Sumidos en la oscuridad e imbuidos por
el hipnotizador sonido de jóvenes voces danzarinas pueden provocar en el participante
un estado de trance en el que se verá asaltado por toda clase de pensamientos oscuros
y funestos.
La
pregunta final siempre es la misma: ¿Quién está detrás de ti? En el momento
adecuado lo sabrás, hay algo que hasta los niños saben: Pronuncia el nombre de
quien creas que es la persona que está tras de ti, pero no abras los ojos antes
de hacerlo y sobre todo no te gires, no te vuelvas, no intentes mirarle nunca...
Monumento y letra de la canción, salida oeste de la estación Koen-Shimizu, prefectura de Chiba Noda |
LA LETRA
El
gran misterio, ¿Qué significa? ¿Esperáis que yo os lo diga? No tengo respuesta
solo unas palabras enigmáticas. El sentido de las mismas habréis de buscarlo cada uno de vosotros.
La
traducción “canónica” viene a ser algo así:
Te rodeo, te rodeo
El pájaro dentro de la jaula
¿Cuándo saldrá?
Por la mañana o por la tarde
La grulla y la tortuga resbalaron
Dime ¿Quién está detrás?
Hay quien quiere ver un sentido algo más oscuro, habla de una mujer
embarazada que pierde a su hijo y es repudiada.
La preñada, la preñada
Tiene un pajarito dentro
¿Cuándo lo soltará?
De día o de noche
La grulla (la mujer) se resbaló y la tortuga (el dinero, la riqueza) cayó
¿Ahora quién la apoyará? (quién está detrás
suya)
El
lamento de un condenado a muerte.
Estoy rodeado
Dentro de un templo (torii, templo shintoista, igual que tori, pájaro)
¿Cuándo volveremos a vernos? o ¿Podré escapar de aquí?
La mañana es mi noche o Estoy cegado o No
puedo ver la luz
La grulla y la tortuga ya no están (presagio de muerte)
Ahora tengo a alguien detrás (su ejecutor)
Al
preguntar a un familiar japonés me dio su versión: Una suegra celosa empuja a
su nuera embarazada por las escaleras para matarla.
Gracias a los dioses (kagome es una forma de bendición)
Lleva un pajarillo dentro (estaba
embarazada)
¿Cuándo lo tendrá? (cuando saldrá)
A las cuatro de la mañana (entre la noche y la mañana, yoru ban)
La dama se ha resbalado
¿Quién estaba detrás?
Hay
una cosa que me ha quedado meridianamente clara, ninguna interpretación que he
encontrado u oído es positiva y al hablar del tema el ambiente suele enrrarecerse
(llegando a la discusión por tal o cual término).
Esta
canción hace aflorar tus miedos más profundos, saca lo peor de ti.
Si
tenéis la ocasión probadlo, dejaos rodear por un grupo de voces infantiles (o
en su defecto femeninas), tapaos los ojos y escuchad, escuchad atentamente… a ver que pasa.
EL PROYECTO KAGOME
Aunque
el nombre de esta entrada es imaginario quizá no lo sea tanto la historia que a
continuación os narraré.
Por
todos es conocido que durante la segunda guerra mundial todas las potencias
involucradas (si, he dicho todas) experimentaron de algún modo con humanos
aunque especialmente infames fueron las realizadas por los científicos
nacionalsocialistas. Uno de los menos conocidos teorizaba con la existencia de
un “interruptor universal” sito en alguna región cerebral encargado de
“ordenar” la muerte del cuerpo. Si se lograba localizar y aislar para su
estudio sería posible evitar el cese de las funciones vitales indefinidamente o
lo que es lo mismo alcanzar la inmortalidad clínica.
Los
encargados del proyecto tardaron dos años en recibir una respuesta del gobierno
y no fue hasta 1942 cuando se les permitió iniciar los experimentos con las
condiciones de que no se practicaran sobre ciudadanos alemanes ni se realizaran
en territorio del reich además los resultados de los mismos no deberían ser
compartidos con nadie que no perteneciera al alto mando militar.
Se
formó una expedición científica a Japón, aliado por entonces de Alemania y se
llevaría a cabo en un orfanato de la provincia de Shimane, el lugar ideal
puesto que los “candidatos” debían ser “personas que no tuvieran nada que
perder ni tuvieran quien se interesaran por su destino”.
Las
primeras intervenciones consistieron en meras lobotomías y vivisecciones con el
fin de comparar el cerebro de personas de distintas edades y así localizar las
variaciones derivadas del paso del tiempo y con ello detectar la ubicación del
“interruptor”. A pesar de los fracasos iniciales los científicos llegaron a dos
conclusiones, la primera era que el interruptor se activaba durante la
pubertad y que a partir de entonces el
proceso era irreversible, la segunda, el interruptor no se encontraba en el
cerebro, sino en el cerebelo.
Los
brutales experimentos tuvieron por fin sus primeros frutos y a pesar de las
horribles mutilaciones sufridas por muchos de los niños parece que lograron
aislar la hormona responsable del proceso de “interrupción de la vida”.
Los
niños se comportaban con normalidad, jugaban y reían y parecían ignorar sus
cicatrices y heridas. Les gustaba especialmente un juego llamado “kagome kagome”
al que dedicaban gran parte de su tiempo de ocio.
La
situación cambiaba radicalmente cuando alguno de los niños era separado del
resto. Éste perdía toda iniciativa y no mostraba ningún tipo de emociones,
seguía compulsivamente a un adulto cualquiera y se limitaba a observar sin
tratar de entablar ningún tipo de comunicación, era un comportamiento que
causaba gran inquietud entre los cuidadores y equipo científico.
El
juego se acentuaba mientras los niños parecían más ausentes, ignoraban casi
todos los estímulos exteriores mientras entonaban compulsivamente la misma
canción. En una ocasión uno de los doctores trató de romper el círculo cuando
uno de los niños le realizó una pregunta: “¿Es verdad que tu abuela te regaló
un reloj de oro antes de morirse?”. No hubo respuesta a excepción del tic-tac
que emitían los engranajes de un precioso reloj dorado mientras el médico lo
agarraba con fuerza. Los niños, desinteresadamente, reanudaron el juego.
La
guerra terminó, un mensaje de muerte llegó desde los cielos en forma de bomba,
la vecina Hiroshima quedó reducida a cenizas. El de Shimane fue uno de los
pocos “laboratorios de experimentación alemanes” capturados intactos tras la
guerra, los descubrimientos realizados por los estadounidenses crearon tal
estupor que decidieron mantenerlos en secreto.
Del
equipo científico original solo quedaban cuatro integrantes, la mayoría había
regresado a su patria antes del fin del conflicto debido a “diversos problemas
mentales”. Antes de partir hacia su cautiverio los niños preguntaron en un
perfecto alemán si querían jugar con ellos una última vez. En un primer momento
accedieron a participar pero los niños añadieron “en esta ocasión si os
resistís perderéis”. Los ojos de los pequeños rezumaban absoluta maldad. Los
científicos rogaron a sus captores que les sacaran de allí lo antes
posible.
Hiroshima
renació, y a pesar de las cicatrices es hoy una próspera población que perdona
pero no olvida. Hay sin embargo un bosque de retorcidos árboles no muy lejos,
en una colina poco transitada aún se levanta un viejo edificio abandonado. Dicen
que dentro hay muchas puertas pero una de ellas es de color rojo, si la cruzas
es posible que te encuentres con un grupo de chiquillos, tal vez te inviten a
jugar con ellos, quizá ganes, si lo haces es probable que sobrevivas El
silencio ha sustituido a las risas y grititos infantiles. Ya nadie pasa por
allí, los que lo hacen no quieren volver y algunos nunca regresan. Puede que se
extraviaran o que perdieran el juego...
CONCLUSIONES
Durante
la elaboración de este artículo me encontré de bruces con esta historia y lo
cierto es que me sorprendió por lo que no pude refrenar mi deseo de compartirla
con todos vosotros. Inicié una pequeña investigación y la verdad es que me
encontré con un hueso duro de roer y cada vez que parecía encontrar el hilito
que me permitiría desentrañar la madeja acababa en un callejón sin salida. Daba
vueltas y vueltas sin llegar a ninguna parte, como los niños de esta historia.
Es
cierto que la colaboración científica entre Alemania y Japón se remonta a 1934
y que existe en Shimane un antiguo orfanato al que nadie se atreve a ir. Allí
hubo personal alemán sin determinar. Aparte de eso no puedo ofrecer nada más,
ningún nombre, ninguna referencia, nada.
Por
tanto creo en mi humilde opinión que nos encontramos ante una leyenda urbana de
manual, personalmente me cuesta creer algo que no esté mínimamente documentado
o al menos que sea de conocimiento público, mis fuentes japonesas no saben nada
sobre el asunto pero admito que sería un gran argumento para una película de
serie B.
¿Que
por qué lo escribo entonces? Pues porque me ha gustado la historia y además se
que mientras estabas leyendo has mirado al menos una vez por encima de tu
hombro ya sabes, por si había alguien detrás. Si, tú, no me engañes, se que has
mirado.
Te he visto mientras lo hacías.