LOS ´OTROS´REYES MAGOS
Alcoy,
Alicante, España. Un chiquillo da vueltas en la cama, apenas puede dormir,
los minutos le parecen horas, aguarda con ilusión que despunte el alba, como ha
sido bueno espera que los reyes magos le hayan dejado muchos regalos ese año.
Oga, Akita, Japón. Un chiquillo da vueltas en la cama, apenas puede
dormir, los minutos le parecen horas, aguarda con temor a que despunte el alba,
como ha sido bueno espera que los demonios Namahage
no se lo lleven ese año.
La misma escena se
repite ininterrumpidamente cada invierno, en buena parte del occidente
cristiano se celebra la epifanía del señor y miles de infantes reciben regalos
por parte de los reyes magos, dejan comida y bebida para ellos y agua para los
camellos. Si no han sido del todo buenos solo obtendrán carbón pero como los
reyes son magnánimos seguro que está hecho de azúcar.
En algunas provincias
del Japón los niños reciben la visita de unos malhumorados demonios amenazando
con llevarse a aquellos que hayan sido perezosos o desobedecieron a sus padres.
Para aplacarlos la familia hacen ofrendas de comida y bebida. Los visitantes
suelen aceptarlos y como a pesar de su apariencia son de naturaleza bondadosa
repartirán a cambio bendiciones para el nuevo año.
Doy por hecho que los
lectores conocen de sobra a los reyes magos (que son Melchor,
Gaspar, Baltasar...y Artabán, no los
padres como piensan algunos ingenuos), así que os hablaré de esos peculiares
demonios conocidos como los Namahage.
EXTRAÑOS INVITADOS
A principios de cada año, jóvenes de la
prefectura de Akita se disfrazan con
unos atuendos muy particulares, representan a unas antiguas deidades. Acuden a
las casas en donde vivan niños para asegurarse de que no han sido vagos y brindar
protección contra la enfermedad, los desastres y asegurar una buena cosecha y
abundancia de alimentos durante todo el año.
Los Namahage son agasajados con platos
tradicionales y estos interroga a los habitantes de la casa y si las respuestas
le satisfacen se marchará pacíficamente.
Su nombre deriva de la
palabra Nanomihagi, que en el
dialecto de Akita significa ´quitarse
las ampollas´. Al ser una región montañosa y fría aquellos que pasaban
demasiado tiempo al calor de las hogueras acababan con las manos y los pies
llenas de estas molestas vejigas y eso era una señal de holgazanería.
Los Namahage tienen una apariencia muy
peculiar. Cada uno de ellos porta un deba-bocho
(cuchillo ceremonial), con el que
revientan y raspan las ampollas, y un gohei,
una varita de madera ribeteada con serpentinas de papel que representan su
divinidad.
La máscara está hecha
de corteza, madera o papel maché, aunque las más modernas también pueden ser de
plástico. Cada una de ellas es única. El traje, conocido como kede, kedashi, kende o keramino, está confeccionado con paja. Las espinilleras
o habaki, también de paja e indican
que el Namahage es un viajero y viene
de muy lejos.
ORÍGENES
Durante la dinastía Han (206 a.c.- 220 d.c.) el emperador Wu de China visitó la provincia de Oga de Japón en busca de unas plantas medicinales que eran uno de
los ingredientes para su elixir de la inmortalidad. Iba acompañado de cinco
murciélagos-demonio que trabajaban duramente para su dueño.
Un tiempo después los
demonios le rogaron que se les permitiera descansar un poco. El emperador les
concedió el decimoquinto día del año lunar. Entonces bajaron a las aldeas
cercanas y se dedicaron a saquear las cosechas, robar el ganado e incluso
secuestrar jovencitas.
Ilustración de la obra ´Oga no samukaze´ (1811) de Masumi Sugae, primera mención escrita de los Namahage |
La gente, asustadas y
ofendidas acudieron a hablar con el emperador Wu y tras exponerle lo sucedido llegaron a un acuerdo. Si los
demonios eran capaces de construir en una sola noche y antes de que cantara el
gallo una escalera de mil peldaños que uniera la playa con el santuario de Goshando situado en la cima de la
montaña ofrecerían una muchacha cada año. Si los demonios no lo conseguían
deberían prometer marcharse y no volver nunca.
Para los demonios, que
estaban habituados a trabajar sin casi sin descanso, aquello resultaba una
tarea de lo más sencilla.
Se pusieron manos a la obra y cuando los aldeanos se dieron cuenta de
que la obra estaba casi terminada empezaron a sentir miedo. Entonces a uno de
ellos se le ocurrió una astuta idea. Esperaron a que los demonios hubieran
terminado el escalón número novecientos noventa y nueve, y en ese momento y
aunque aún no había amanecido se oyó a un gallo cacareando. Mas no se trataba
de ningún animal, era uno de los campesinos que estaba imitando su canto. Los
cinco monstruos, que no eran muy listos y sí muy temperamentales, entraron en
cólera, se internaron en las montañas y no regresaron.
Existe sin embargo
otra explicación algo más mundana sobre el origen de los Namahage. Las montañas de Hozan
y Shinzan en Oga siempre se han considerado un lugar sagrado y muchos ascetas se
han instalado allí desde la antigüedad. A veces, esos ascetas o yamabushi bajaban a los pueblos locales para predicar
casa por casa y repartir bendiciones. A cambio recibían alimentos. Su aspecto
salvaje solía asustar a los más pequeños y si alguno de ellos se mostraba
especialmente problemático podía acabar acompañando al visitante de vuelta a
las montañas.
Vista desde el mar, Oga parece un monte surgido de las
aguas, cuentan que un dios vive allí y que los Namahage son sus mensajeros.
Una última versión
tiene que ver con visitantes extranjeros que arribaban a la costa desde el
continente. Con su aspecto exótico y extraña lengua bien podrían ser confundidos
con demonios.
LA CEREMONIA EN IMÁGENES
Todo comienza cuando los jóvenes escogidos (unos veinte) se reunen y visten el Kede, o traje de paja. Luego reciben su máscara así como comida y una botellita de sake sagrado.
Después se trasladan al santuario de Shinzan donde reciben el espíritu del Namahage, una vez imbuidos por su poder abandonan el lugar y se dirigen al pueblo.
El Namahage llama entonces a la puerta de cada casa pidiendo permiso para entrar. Un detalle muy importante, el demonio se abstendrá de molestar a ninguna familia que haya sufrido alguna pérdida o en la que habite a alguien muy enfermo, en su lugar rezará una plegaria en la puerta y rogará por ellos. Si se le invita a pasar se paseará por toda la casa en busca de niños y gritará ´¿Hay algún llorica por aquí?, ¿La mujer de la casa se ha levantado temprano? ¿Es el hombre un holgazán?`
A continuación el cabeza de familia intentará aplacar a los demonios ofreciéndole comida. Los Namahage golpearán con los pies siete veces al entrar en la casa, cinco veces antes de aceptar los alimentos y tres veces antes de irse, esto puede tener que ver con la ceremonia del shichi-go-san (siete-cinco-tres), una ceremonia de paso, similar a la confirmación cristiana, que los niños deben pasar a la edad de tres y siete años las niñas y tres y cinco años los niños. Al aceptar la ofrenda el Namahage hará preguntas sobre la actitud de los componentes de la familia, sobre la cosecha y su situación en general. Tras escuchar pacientemente bendecirá el hogar.
Antes de abandonar la casa le dirá a los niños: ´!Sed buenos este año, obedeced a vuestros padres u os llevaré conmigo!´.
La gente considera la paja que se desprende de los trajes como un amuleto de buena suerte con la capacidad de curar enfermedades, se las suele dejar donde han caido durante una noche entera y recolectadas a la mañana siguiente.
Tras finalizar las visitas los jóvenes regresan al santuario, allí se quitan los trajes y los dejan atados en los pilares del templo, así como alrededor de un árbol milenario cercano.
Y ASÍ UN AÑO MÁS
Volverán, como cada nuevo año, volverán
los Namahage, con su falso aspecto
feroz, a advertir a los niños y al mismo tiempo a protegerlos de todo mal.
Volverán los reyes magos a repartir ilusión a los jóvenes y a los no tanto, a
pasear por las calles, a hacernos olvidar por un momento que las cosas malas no
existen aunque estén ahí para acecharnos al día siguiente, cuando desaparezcan
los adornos y la época de la fraternidad y la buena voluntad deje paso al tiempo de los malvados. Yo los
esperaré, como cada noche, porque sé que vienen, lo hacen puntualmente, porque
los reyes no son los padres, ni los centros comerciales, ni un estúpido anuncio
de colonia. No dejéis de creer nunca amigos míos, de lo contrario vencerán
aquellos que pretenden sustituir la inocencia y la ilusión por drag queens
disfrazados de payaso.
... Y si en lugar de
los reyes me visita un Namahage, pues
bienvenido sea!
Sed felices.