5 ene 2018

NAMAHAGE



 

LOS ´OTROS´REYES MAGOS


            Alcoy, Alicante, España. Un chiquillo da vueltas en la cama, apenas puede dormir, los minutos le parecen horas, aguarda con ilusión que despunte el alba, como ha sido bueno espera que los reyes magos le hayan dejado muchos regalos ese año.

            Oga, Akita, Japón. Un chiquillo da vueltas en la cama, apenas puede dormir, los minutos le parecen horas, aguarda con temor a que despunte el alba, como ha sido bueno espera que los demonios Namahage no se lo lleven ese año.

            La misma escena se repite ininterrumpidamente cada invierno, en buena parte del occidente cristiano se celebra la epifanía del señor y miles de infantes reciben regalos por parte de los reyes magos, dejan comida y bebida para ellos y agua para los camellos. Si no han sido del todo buenos solo obtendrán carbón pero como los reyes son magnánimos seguro que está hecho de azúcar.

            En algunas provincias del Japón los niños reciben la visita de unos malhumorados demonios amenazando con llevarse a aquellos que hayan sido perezosos o desobedecieron a sus padres. Para aplacarlos la familia hacen ofrendas de comida y bebida. Los visitantes suelen aceptarlos y como a pesar de su apariencia son de naturaleza bondadosa repartirán a cambio bendiciones para el nuevo año.




            Doy por hecho que los lectores conocen de sobra a los reyes magos (que  son Melchor, Gaspar, Baltasar...y Artabán,  no los padres como piensan algunos ingenuos), así que os hablaré de esos peculiares demonios conocidos como los Namahage.

 

EXTRAÑOS INVITADOS


            A principios de cada año, jóvenes de la prefectura de Akita se disfrazan con unos atuendos muy particulares, representan a unas antiguas deidades. Acuden a las casas en donde vivan niños para asegurarse de que no han sido vagos y brindar protección contra la enfermedad, los desastres y asegurar una buena cosecha y abundancia de alimentos durante todo el año.

            Los Namahage son agasajados con platos tradicionales y estos interroga a los habitantes de la casa y si las respuestas le satisfacen se marchará pacíficamente.

            Su nombre deriva de la palabra Nanomihagi, que en el dialecto de Akita significa ´quitarse las ampollas´. Al ser una región montañosa y fría aquellos que pasaban demasiado tiempo al calor de las hogueras acababan con las manos y los pies llenas de estas molestas vejigas y eso era una señal de holgazanería. 

            Los Namahage tienen una apariencia muy peculiar. Cada uno de ellos porta un deba-bocho  (cuchillo ceremonial), con el que revientan y raspan las ampollas, y un gohei, una varita de madera ribeteada con serpentinas de papel que representan su divinidad.



            La máscara está hecha de corteza, madera o papel maché, aunque las más modernas también pueden ser de plástico. Cada una de ellas es única. El traje, conocido como kede, kedashi, kende o keramino,  está confeccionado con paja. Las espinilleras o habaki, también de paja e indican que el Namahage es un viajero y viene de muy lejos.




ORÍGENES


            Durante la dinastía Han (206 a.c.- 220 d.c.) el emperador Wu de China visitó la provincia de Oga de Japón en busca de unas plantas medicinales que eran uno de los ingredientes para su elixir de la inmortalidad. Iba acompañado de cinco murciélagos-demonio que trabajaban duramente para su dueño.

            Un tiempo después los demonios le rogaron que se les permitiera descansar un poco. El emperador les concedió el decimoquinto día del año lunar. Entonces bajaron a las aldeas cercanas y se dedicaron a saquear las cosechas, robar el ganado e incluso secuestrar jovencitas.

Ilustración de la obra ´Oga no samukaze´ (1811) de Masumi Sugae, primera mención escrita de los Namahage

            La gente, asustadas y ofendidas acudieron a hablar con el emperador Wu y tras exponerle lo sucedido llegaron a un acuerdo. Si los demonios eran capaces de construir en una sola noche y antes de que cantara el gallo una escalera de mil peldaños que uniera la playa con el santuario de Goshando situado en la cima de la montaña ofrecerían una muchacha cada año. Si los demonios no lo conseguían deberían prometer marcharse y no volver nunca.

            Para los demonios, que estaban habituados a trabajar sin casi sin descanso, aquello resultaba una tarea de lo más sencilla.

Se pusieron manos a la obra y cuando los aldeanos se dieron cuenta de que la obra estaba casi terminada empezaron a sentir miedo. Entonces a uno de ellos se le ocurrió una astuta idea. Esperaron a que los demonios hubieran terminado el escalón número novecientos noventa y nueve, y en ese momento y aunque aún no había amanecido se oyó a un gallo cacareando. Mas no se trataba de ningún animal, era uno de los campesinos que estaba imitando su canto. Los cinco monstruos, que no eran muy listos y sí muy temperamentales, entraron en cólera, se internaron en las montañas y no regresaron.

Santuario Goshando y parte de sus 999 escalones.

            Existe sin embargo otra explicación algo más mundana sobre el origen de los Namahage. Las montañas de Hozan y Shinzan en Oga siempre se han considerado un lugar sagrado y muchos ascetas se han instalado allí desde la antigüedad. A veces, esos ascetas o yamabushi  bajaban a los pueblos locales para predicar casa por casa y repartir bendiciones. A cambio recibían alimentos. Su aspecto salvaje solía asustar a los más pequeños y si alguno de ellos se mostraba especialmente problemático podía acabar acompañando al visitante de vuelta a las montañas.

            Vista desde el mar, Oga parece un monte surgido de las aguas, cuentan que un dios vive allí y que los Namahage son sus mensajeros.

Costas de Oga.

            Una última versión tiene que ver con visitantes extranjeros que arribaban a la costa desde el continente. Con su aspecto exótico y extraña lengua bien podrían ser confundidos con demonios.


LA CEREMONIA EN IMÁGENES

       Todo comienza cuando los jóvenes escogidos (unos veinte) se reunen y visten el Kede, o traje de paja. Luego reciben su máscara así como comida y una botellita de sake sagrado.

 


              Después se trasladan al santuario de Shinzan donde reciben el espíritu del Namahage, una vez imbuidos por su poder abandonan el lugar y se dirigen al pueblo.

 

          

          El Namahage llama entonces a la puerta de cada casa pidiendo permiso para entrar. Un detalle muy importante, el demonio se abstendrá de molestar a ninguna familia que haya sufrido alguna pérdida o en la que habite a alguien muy enfermo, en su lugar rezará una plegaria en la puerta y rogará por ellos. Si se le invita a pasar se paseará por toda la casa en busca de niños y gritará ´¿Hay algún llorica por aquí?, ¿La mujer de la casa se ha levantado temprano? ¿Es el hombre un holgazán?`

          A continuación el cabeza de familia intentará aplacar a los demonios ofreciéndole comida. Los Namahage golpearán con los pies siete veces al entrar en la casa, cinco veces antes de aceptar los alimentos y tres veces antes de irse, esto puede tener que ver con la ceremonia del shichi-go-san (siete-cinco-tres), una ceremonia de paso, similar a la confirmación cristiana, que los niños deben pasar a la edad de tres y siete años las niñas y tres y cinco años los niños. Al aceptar la ofrenda el Namahage hará preguntas sobre la actitud de los componentes de la familia, sobre la cosecha y su situación en general. Tras escuchar pacientemente bendecirá el hogar.


 


                 


           Antes de abandonar la casa le dirá a los niños: ´!Sed buenos este año, obedeced a vuestros padres u os llevaré conmigo!´.

  
           La gente considera la paja que se desprende de los trajes como un amuleto de buena suerte con la capacidad de curar enfermedades, se las suele dejar donde han caido durante una noche entera y recolectadas a la mañana siguiente.



          Tras finalizar las visitas los jóvenes regresan al santuario, allí se quitan los trajes y los dejan atados en los pilares del templo, así como alrededor de un árbol milenario cercano.






Y ASÍ UN AÑO MÁS


            Volverán, como cada nuevo año, volverán los Namahage, con su falso aspecto feroz, a advertir a los niños y al mismo tiempo a protegerlos de todo mal. Volverán los reyes magos a repartir ilusión a los jóvenes y a los no tanto, a pasear por las calles, a hacernos olvidar por un momento que las cosas malas no existen aunque estén ahí para acecharnos al día siguiente, cuando desaparezcan los adornos y la época de la fraternidad y la buena voluntad  deje paso al tiempo de los malvados. Yo los esperaré, como cada noche, porque sé que vienen, lo hacen puntualmente, porque los reyes no son los padres, ni los centros comerciales, ni un estúpido anuncio de colonia. No dejéis de creer nunca amigos míos, de lo contrario vencerán aquellos que pretenden sustituir la inocencia y la ilusión por drag queens disfrazados de payaso.

            ... Y si en lugar de los reyes me visita un Namahage, pues bienvenido sea!


            Sed felices.