EL HOMBRE
Hoy quisiera hablaros
de Taira no Masakado, un personaje
que aunque célebre en Japón, su país natal, es un autentico desconocido para el
resto.
Un vistazo rápido en
cualquier ´enciclopedia digital´ nos mostrará a un individuo ambicioso que
producto de su época y linaje quiso abarcar más de lo que pudo y terminó
liderando una rebelión contra su emperador. Eso dicen también muchos libros.
Pero nada más lejos de
la realidad.
Masakado nació entre finales del siglo IX y principios del X en el
seno de una familia de rancio abolengo descendientes del emperador Kanmu. Hijo de Taira no Yoshimasa fue a servir a la corte de Kioto a una edad muy
temprana bajo el nombre de Souma Kojirou.
Allí aprendió a desenvolverse muy bien, se formó en leyes, practicó las artes
marciales, se instruyó en los clásicos chinos y asimiló los entresijos
rastreros y bajunos de la corte, donde las traiciones y los engaños, los celos
y las envidias eran la moneda común de cambio entre la nobleza Heian. De casi todas sus empresas salió
airoso aunque el éxito tiene también sus consecuencias, y es que si hay algo
que la mediocridad deteste por encima de todo es una persona dedicada y
honesta. Así que decidieron enviarle lejos. Por aquel entonces el
emperador era el centro del universo, todo orbitaba alrededor de él y cualquier
destino alejado de la capital equivalía al más humillante destierro.
Concedieron a su
familia unas tierras al este de la actual ciudad de Tokio y nombraron a Yoshimasa
gobernador, el joven Kojirou (que al
llegar a la mayoría de edad pasó a llamarse Masakado) partió con él.
Transcurrieron los
años pacíficamente, Yoshimasa, muy al
contrario que otros terratenientes de aquella época era benevolente y permisivo
con sus súbditos y éstos le correspondían con lealtad y devoción.
Monumento a Taira no Masakado. |
Pero nada dura
para siempre, el bueno del señor murió y el joven Masakado se dispuso a ocupar el lugar que le correspondía como dirigente
de aquella provincia. Sin embargo sus tíos ansiaban hacerse con las posesiones
de su difunto hermano, y es que las herencias no entienden de sangre ni de
dignidad, pasaba entonces, ocurre ahora y sucederá siempre.
Así, en el año 935 uno
de sus tíos, acompañado por un buen puñado de guerreros del clan Minamoto, tendió una emboscada al joven Masakado. La lucha fue terrible, los Minamoto eran muchos pero el ultraje de aquella acción
dotó al hijo de Yoshimasa de una
habilidad y fuerza sobrehumanas. La razón estaba de su parte y ese día los
malvados no saldrían victoriosos.
Con hábiles maniobras
les dio muerte a todos y presa de la más ardiente ira reunió a sus sirvientes,
se dirigió a la hacienda del traidor y la arrasó hasta no dejar más que pilas
de cuerpos sin vida quemándose en improvisadas piras humeantes. No tardaron
mucho sus familiares en denunciar la muerte de sus compinches y Masakado fue llamado a rendir cuentas
ante el gobierno de Kioto.
Acudió sin temor, con
el valor del que tiene la razón de su lado. Expuso vehementemente su caso,
estuvo exquisito en forma y maneras. Supo justificar la muerte de los guerreros
y de su pariente, alegó haberlo hecho en defensa propia e incluso les acusó de robo.
No se lo puso fácil a los que de antemano buscaban eliminarle, Masakado conocía bien las leyes y la
etiqueta e incluso apeló a la indulgencia del mismo emperador Sutoku, que por aquel entonces acababa
de alcanzar la mayoría de edad. Su actitud fue irreprochable y libre de culpa
se dispuso a regresar a su hogar.
Pero quien sufre el
mal de la codicia no olvida y para desgracia de nuestro protagonista a su
llegada no le aguardaba una cálida comida ni el consuelo de su esposa. Su
suegro ya contaba con que Masakado
hubiera sido juzgado y ejecutado, y en su ausencia había usurpado su lugar como
gobernador.
De nuevo tuvo que
luchar para recuperar lo que era suyo por derecho. Les ejecutó sin dudarlo, no
sin antes averiguar que los verdaderos instigadores habían sido sus primos, en
venganza sin duda por la muerte de su padre del que el mismo Masakado había dado buena cuenta.
En esta ocasión envió
una misiva a la capital informando de lo sucedido y anunciando una acción
punitiva contra los conspiradores. Reunió una poderosa fuerza y atacó el
territorio de su propia familia. Ofreció clemencia para aquellos que le jurasen
lealtad y se unieran a su causa, no hubo pillaje y se ganó la confianza del
pueblo.
Pero no quiso Masakado detenerse ahí, y antes de terminar
el año 938 había conquistado todas las provincias vecinas, nueve en total: Hitachi, Shimotsuke, Kozuke, Musashi, Kazusa, Awa, Sagami, Izu y Shimosa. Quiso asegurarse de que todos
le temieran y que nadie volviera jamás a traicionarle.
Llegados a este punto
el gobierno de la capital comenzó a sentirse amenazado por el creciente poder
de Masakado y algunas malas lenguas
sugirieron que quizá tuviera la intención de autoproclamarse nuevo emperador.
Convencieron a Sutoku tenno que ordenara el fin inmediato de su
ofensiva y le mandara llamar a la corte para negociar una tregua. Masakado ignoró todas las misivas y
rehusó acudir, con lo que se le consideró en rebeldía. Este suceso
se conoció como la rebelión Tengyo.
Un enorme ejército al
mando de Fujiwara Hidesato yTaira
Sadamori (irónicamente el primero era amigo de la infancia de Masakado y el segundo su primo) partió
de Kioto con orden de detener la sublevación y acabar
de una vez por todas con la vida de su líder.
En la llanura de Kanto, en plena noche y superados en una
proporción de diez a uno el ejército gubernamental atacó a las tropas renegadas.
Moría así en desigual combate Taira no
Masakado. Su cabeza fue llevada de vuelta para ser expuesta en el mercado oriental
de la capital. Ese enfrentamiento se conoció como la batalla de Kojima. Era el 25 de marzo del año 940,
su sublevación apenas duró cincuenta y nueve días.
El emperador no
disfrutaría mucho tiempo de su victoria, la verdadera amenaza provenía de su
propio hermano, Go-Shirakawa que no
dudó en derrocarle cuando tuvo la ocasión. Sutoku acabó sus días en una
pequeña isla donde fué desterrado.
LA LEYENDA
Esto es todo según los libros de historia
pero no acaba aquí nuestro relato. Las gentes del lugar cuentan que tras su
derrota el emperador ordenó la ejecución de la familia de Masakado pero no todos murieron. Dos de sus hijos, el joven Yoshikado y la pequeña Satsuki Hime sobrevivieron a la matanza.
Sirvientes leales los escondieron en un pequeño templo que se levantaba a las
faldas del monte Tsukuba y allí
permanecieron durante muchos años ignorantes de quienes eran realmente y de las
circunstancias que les habían llevado a aquel sitio.
Satsuki pasaba sus días entregada a la lectura y a la vida
contemplativa mientras Yoshikado exploraba las montañas y jugaba a ser un gran
guerrero. Fue en una de esas salidas cuando encontró a un misterioso peregrino que decía
llamarse Nikushisen, le reveló al
chico de quién era hijo así como los detalles de la muerte de su padre. Le dijo
que era su deber el vengarle y para ello le hizo entrega de unos pergaminos que
contenían una magia antigua y poderosa.
Yoshikado regresó de
inmediato al templo, le contó a su hermana su experiencia con aquel extraño y
le mostró los legajos. A partir de ese día Satsuki
dedicó gran parte de su tiempo a
estudiarlos. Al mismo tiempo que iba dominando aquellos hechizos maléficos
crecía en su interior un tremendo rencor hacia los enemigos de su padre. Una
vez que creyó estar preparada hizo prometer a su hermano que le ayudaría en su
venganza.
Otros cuentan la
historia de otra manera, afirman que los dos hermanos siempre conocieron la
identidad de su progenitor y que dedicaron sus vidas a que los asesinos de su
familia no quedaran impunes.
Yoshikado entrenaba duro las artes marciales pero se lamentaba por
el hecho de ser una sola persona, de no poder dirigir un ejército como antaño
lo hicieran los suyos.
Satsuki por otra parte se
entregó al estudio de textos prohibidos y pronto descubrió un ritual ancestral
llamado ´Ushi no toki mairi´ cuyos secretos os desvelaré si mantenéis la
boca cerrada y no me hacéis preguntas al respecto...
EL RITUAL
Durante veintiuna noches seguidas
visitaréis un templo a la hora del buey (entre la una y las tres de la
madrugada), vestiréis una túnica blanca atada con un cinto del mismo color.
Llevaréis tres velas encendidas en la cabeza sujetas por una tiara. Una vez
allí buscaréis el simboku (árbol
sagrado), donde clavaréis un wara-ningyo (muñeco
de paja con forma humana) que contenga una gota de sangre o un mechón de pelo
de la persona a la que queráis enfocar vuestro odio. Usaréis siete clavos de
hierro siendo el último el correspondiente a la cabeza. Repetiréis esta acción
cada noche. Si lo hacéis correctamente esa persona quedará maldita, no transcurrirá
mucho hasta que fallezca entre una terrible agonía.
Otro objetivo es
despertar el aramitama (el espíritu
de la furia y la destrucción) que habita en cada lugar sagrado junto con el nigimitama (el espíritu amable y
protector). En ese caso el espíritu otorgará al invocador lo que desee, siempre
y cuando el objeto de tal petición nazca del odio y el rencor.
Es de vital
importancia ir solos y en silencio. NADIE debe saber lo que estáis haciendo
mientras dure el ritual, si alguna vez alguien os sorprende esa persona debe
morir. En caso contrario el aramitama os buscará y acabará con vosotros.
El consejo es válido
en ambos sentidos: Nunca visitéis un templo durante la hora del buey... por si
acaso.
LA VENGANZA
Volviendo a nuestra
historia, Satsuki realizó el Ushi toki mairi con éxito en
el templo de Kifune logró invocar al espíritu aramitama y de éste aprendió onmyodo
(técnicas esotéricas prohibidas de origen chino). También le exigió que se cambiara el nombre,
así Satsuki dejó de existir y en su lugar nació Takiyasha hime.
Templo de Kifune, famoso por sus siniestras actividades nocturnas. |
Juntos, los dos hermanos se
dirigieron al castillo de Soma,
antigua residencia de su padre y reunieron a los pocos fieles a la causa de Masakado.
Takiyasha pretendía utilizar sus nuevos poderes para invocar a un
ejército de criaturas del inframundo, atacar la capital y destruir al emperador
y a todos los nobles y cortesanos.
Oya no Taro Mitsukuni , un guerrero, hábil con la espada y conocedor
de las técnicas de onmyodo se dirigió hacia el castillo. Presentía la
gran oscuridad que amenazaba con envolver a todo el país. Su presencia no pasó
desapercibida, pues la hechicera había presagiado su llegada y como una polilla
hacia la luz de una linterna se vio atraída hacia el intruso.
Disfrazada de
prostituta Takiyasha se aproximó a Mitsukuni con el propósito de seducirle. Ambos eran
igualmente astutos y al instante se
reconocieron mutuamente. En lugar de acabar con ella allí mismo el guerrero
mantuvo la calma. Le contó que hace muchos años participó en la batalla de Kojima y vio caer en batalla a Taira no Masakado, presenció la
decapitación de y cómo expusieron su cabeza para escarnio de todos. No escatimó
en detalles haciendo hincapié en los más escabrosos.Takiyasha intentó infructuosamente superar tan doloroso trance pero
nadie la había preparado para soportar tal humillación. Un profundo odio invadió todo su ser. Los dos huyeron, ella por
la puerta y a voz en grito, él por la ventana con la seguridad de que sus
temores eran ciertos y que el ataque sería inminente. La próxima vez que se
enfrentaran no sería sólo con palabras.
Takiyasha supo canalizar todo aquel rencor y en muy poco tiempo ya
marchaba a la cabeza de un ejército de ultratumba. Ella iba montada sobre un sapo
enorme y guerreros,vivos y muertos la seguían.
Un titánico gashadokuro (esqueleto gigante) cerraba la comitiva.
Al frente de las filas
de los defensores de la capital estaba el valeroso Mitsukuni. La batalla que se produjo a continuación fue corta,
intensa y brutal. Nada más ver a su rival Takiyasha ordenó al titán que le matara pero el
guerrero, sabedor de la imposibilidad de derrotar a semejante horror esquivó
todos sus ataques y de un solo golpe derribó a la hechicera, separando la
cabeza de su cuerpo, encontrando el mismo fin que su padre.
EL MITO
Siendo muy joven Masakado fue bendecido por
un kami. Bañándolo con una intensa luz le confirió
invulnerabilidad, a excepción de una pequeña franja a la altura del cuello que
al levantar el brazo para protegerse los ojos quedó a la sombra y al igual que
Sigfrido y Aquiles se convirtió en el punto débil que le llevaría a la perdición.
Tras ser decapitado su
cabeza fue expuesta en el mercado de la capital y aunque permaneció allí muchos
días no parecía mostrar señales de descomposición, por el contrario las cuencas
de sus ojos se oscurecieron y la comisura de los labios se contrajeron dotando
a su rostro de un aspecto aún más fiero del que solía tener en vida.
Una noche la cabeza
comenzó a brillar intensamente y salió volando en dirección a la llanura de Kanto . No se detuvo hasta llegar a la
pequeña aldea de Ibaraki , muy cerca
de donde había muerto. Los lugareños la sepultaron allí mismo y erigieron un
pequeño santuario llamado Kanda Myojin aunque
todos llamaban al lugar Kubizuka
(tumba de la cabeza).
Transcurrieron diez
años, la revuelta de Takiyasha fracasó.
No mucho tiempo después surgió de la tumba una extraña luz y la tierra tembló.
Desde aquel día la visión de un samurái
de ropas embarradas aterrorizó a las gentes
del lugar. Con el fin de aplacar la ira del fantasma los aldeanos comenzaron a
rezar regularmente ante la tumba de la cabeza.
A comienzos del siglo
XII la poderosa secta budista Tendai construyó un nuevo templo justo delante de la
tumba, hecho que debió enfurecer al espíritu de Masakado, pues todos recuerdan aquella época como especialmente
calamitosa para la región. Un siglo después un monje devoto del buda Amida, cuya visión de la religión era
más flexible y respetuosa con las antiguas tradiciones, se hizo cargo de la
vieja tumba y del santuario, desde entonces los desastres cesaron y la paz
volvió a reinar en aquellas tierras.
En 1616 la llanura de Kanto se había convertido en la
bulliciosa ciudad de Edo. La larga
sucesión de guerras civiles que asolaron el país tocaba a su fin. Un nuevo
shogun se alzó con el poder. Entre sus mandatos destacaba uno que obligaba a
todos los señores feudales a trasladar sus residencias a la nueva capital y
permanecer allí al menos la mitad del año. El santuario de Kanda Myojin fue trasladado a otro lugar para hacer sitio a las
nuevas mansiones. La tumba permaneció intacta aunque ahora formaba parte del
patio trasero de una de las casas. Para acallar las protestas de los habitantes
de la capital las autoridades religiosas accedieron elevar a Masakado a la categoría de Kami y permitir su culto en el nuevo Kanda Myojin.
Con la restauración Meiji el emperador volvió a dirigir el país, el shogunato Tokugawa cayó y con él las
antiguas leyes. Japón entraba de lleno en la edad moderna. Edo pasó a llamarse Tokio. El país tenía ahora un nuevo
gobierno y las mansiones de los antiguos
señores fueron ocupadas por políticos y funcionarios de alto rango. El ministro
de finanzas se mudó a una enorme casa justo delante de la tumba de la cabeza.
En el año1874 el
emperador perpetró un acto de ´memoria histórica´ emitiendo un edicto
mediante el cual declaraba a Masakado ´enemigo
de la casa imperial´ , revocaba su estatus como deidad y prohibía su culto.
El gran terremoto de Kanto arrasó la ciudad de Tokio en 1923 la tumba quedó
destruida, las autoridades intentaron exhumar los restos pero tras una intensa
búsqueda no encontraron nada. Seiji
Hayami , el por aquel entonces ministro de finanzas aprovechó la ocasión
para reconstruir y ampliar su mansión edificando sobre el terreno que antes
ocupaba la tumba, su decisión tuvo consecuencias terribles.
Las obras duraron dos
años durante los cuales trece miembros
del gobierno perdieron la vida, incluido el propio Hayami que se vio aquejado de una repentina y fulminante
enfermedad. Los accidentes fueron alarmantemente altos entre los obreros
llegando incluso a simular dolencias para evitar el lugar. La situación llegó a
tal punto que el nuevo ministro ordenó paralizar la construcción y limitarse a
utilizar los terrenos previos al terremoto respetando la zona ocupada
originalmente por la tumba. Así mismo se encargó de organizar un
ritual anual de purificación.
Pero la paz no iba a
durar mucho, apenas quince años después, en el mes de marzo de 1940 un rayo
alcanzó de lleno la mansión y provocó un incendio que la redujo a cenizas. El
ministro cambió su domicilio a una población cercana, se marchó para no volver
jamás. Se cumplían exactamente mil años de la muerte de Taira no Masakado.
Una vez acabada la
guerra las fuerzas de ocupación estadounidenses planificaron construir un
aparcamiento en ese mismo lugar, de nuevo comenzaron a producirse accidentes
inexplicables. En uno de ellos un obrero murió al volcar la excavadora que
estaba conduciendo cuando pasaba justo al lado de la ubicación original de la
tumba. Según los testigos fue como si el vehículo hubiera sido empujado por una
fuerza invisible. Los trabajadores se negaron a volver a sus puestos a pesar de
las advertencias y amenazas de sus patronos. Una vez más las obras quedaron
inconclusas.
Ya en 1961, de las
primeras decisiones que se tomaron una vez que Japón se vio libre de las fuerzas
de ocupación fue demoler el aparcamiento y reanudar los rituales anuales de
purificación, lo que no evitó que los trabajadores encargados de reedificar la
zona cayesen enfermos constantemente y que una figura misteriosa empezara a
aparecer en las fotografías que se tomaban en las inmediaciones.
Los comerciantes del lugar
empezaron a hacer ofrendas todos los días uno y quince de cada mes y rezar para
que el espíritu les protegiera. Actualmente esa zona es conocida como el distrito de
Otenmachi, el corazón financiero de Tokio, el coste del metro cuadrado es el
más alto de todo el país y los negocios que allí se instalan tienen el éxito
asegurado.
A mediados de los
ochenta la cadena de televisión NHK emitió una serie basada en la vida de Masakado, la repercusión fue tal que a
petición popular el mismo emperador restituyó su divinidad, reconstruyó una
nueva tumba y permitió oficialmente su culto en el Kanda Myojin.
Con menos fortuna
otros intentaron aprovecharse de la súbita popularidad del personaje, así en
1987 se rodó ´Teito Monogatari´, una película de corte fantástico que no se tomaba
demasiado en serio la figura del viejo señor. En cuanto comenzaron los accidentes
el equipo de producción y actores al completo no dudaron en acudir a la tumba
de la cabeza a presentar sus respetos.
Además de protector de
Tokio se le considera uno de los Nihon San Dai Onryo (Tres grandes espíritus vengativos de Japón),
junto con el emperador Sutoku y el filósofo poeta Sugawara no Michizane (víctima de una cruel intriga palaciega). De
hecho el nacimiento de Masakado y la muerte de Michizane coinciden en el tiempo por lo que algunos afirman que
podría ser una reencarnación de éste.
Son muchos los que dicen
haberse topado con una cabeza
fantasmal volando por los alrededores de Kubizuka, su visión suele ser portadora de
desgracias aunque por otra parte protege celosamente a aquellos que le muestran
el debido respeto y los vecinos del lugar le veneran, no hay más que fijarse en
el mensaje oculto a la vista de todos en su propia tumba, unos peculiares
centinelas la guardan: cuatro enormes ranas (kaeru)
esculpidas en piedra, como aquella sobre la que montaba su hija Takiyasha. Y es en japonés kaeru también sigifica ´retorno´.
Kubizuka, la tumba de la cabeza. |